jueves, 5 de agosto de 2010

Espírtu beatnik




William S. Burroughs y Jack Kerouac. Y los hipopótamos se cocieron en sus tanques. Anagrama. Traducción: Fernando González. 185 pp.
La noche del 14 de agosto de 1944 Lucien Carr apuñaló a su amigo David Kemmerer, ambos eran parte de un círculo de artistas e intelectuales desconocidos y un tanto decepcionados por la Segunda Guerra Mundial, entre los que se encontraban William S. Burroughs (San Luis, 1914-1997) y Jack Kerouac (Massachusetts, 1922-1969). La noticia alcanzó los diarios y a final de cuentas se manejó como un acto de defensa ante el acoso de un homosexual. Para muchos el altercado fue el detonante de la “generación beat”, toda vez que motivó versos de Allen Ginsberg y una novela escrita a cuatro manos por Burroughs y Kerouac, misma que hoy nos ocupa.
Luego de varios intentos por conseguir editorial durante 1945, la pieza fue guardada y tras la muerte de ambos narradores quedó en resguardo de James W. Grahuerholz, quien se comprometió a no volver intentar su publicación hasta que muriera Carr. Finalmente vio la luz en 2008 –y apenas en 2010, en su versión traducida al castellano-, cuando ya era codiciada como un documento de culto entre los seguidores de los beatniks.
A través de los alter egos Will Dennison (Burroughs) y Mike Ryko (Kerouac) recrearon el episodio y para evitar obviedades, los escritores cambiaron matices y detalles mínimos.
Hay que reconocer que la novela vale en cuanto al valor histórico de lo que narra y al ejercicio que implicó la escritura a cuatro manos por dos de los beats más emblemáticos cuando todavía no eran las leyendas en que se convirtieron. En este sentido, anticipa rasgos que más tarde utilizarán en sus obras posteriores. Por lo demás, no tiene ni por mucho la dimensión de piezas como En el camino o Yonqui. La historia trascurre desde dos pistas y se agradece que este desprovista de cualquier juicio de valor, es evidente que los escritores tenían como objetivo, primero no juzgar y segundo mostrar el lado desangelado de un país que todavía no despertaba de la depresión. En todo momento el relato es lacónico y desnudo en cuanto a adjetivos, basta leer los pasajes para entender porque formaban parte de la también conocida: “generación perdida”. Cada capítulo o episodio se sostiene en un hilo de tensión dramática que encuentra en la acción a su principal canal emotivo. No es necesario reparar en la introspección ni en la emotividad de los personajes cuando se retrata un mundo donde todo parece estar perdido. Y los hipopótamos se cocieron en sus tanques no es lo mejor de Burroughs y Kerouac. De manera separada cada uno escribiría títulos superiores, pues esta narración es reiterativa y poco contundente. Seguro que los cientos de seguidores de los beats dirán que es una pieza esencial para conocer a uno de los movimientos culturales más interesantes de mediados del siglo XX, pero lo cierto es que, al menos para quien esto escribe, la novela está sobrevalorada.

1 comentario:

Elver Cruzila dijo...

yahooyahoo
necesitamos el link de descarga del libro!!!!! quiero ver la puñalada del loco Lucien...