viernes, 28 de diciembre de 2007

ENTREVISTA CON ARNALDO ANTUNES

“La música es el más fuerte quiebra fronteras”


La música brasileña de finales de siglo XX y principios del XXI, necesariamente pasa por la figura de Arnaldo Antunes. ¿Compositor, poeta, artista gráfico, por dónde presentar a esta rara avis del arte carioca? Quizá lo mejor sea iniciar comentando que recién apareció Ao vivo no estúdio, dvd que resume sus primeros veinticinco años como letrista e intérprete. “Este material cubre una parte de mi carrera, hay cosas de los veinticinco años de carrera. Están los Tribalistas y varios amigos invitados”. Oriundo de la región de Sau Paulo, Antunes creció bajo la influencia de la poesía, la música de Caetano Veloso y Gilberto Gil. Sus estudios en letras reafirmaron su condición lírica. En la calle, aprendió el ritmo de la vida y algún que otro drible futbolero, “El fútbol y la música son cosas próximas, en lo personal jugué cuando era más chico, ahora he perdido la costumbre, pero me gusta asistir a los partidos. Soy torcedor del Santos y cada vez que puedo asisto a los partidos”, recuerda el artista en entrevista exclusiva.
El tiempo hizo lo suyo, y el balón desapareció por la banda. Las manifestaciones gráficas aparecieron como un nuevo canal de expresión. “Nunca me he sentido especializado en algo. En mi caso, he sentido como natural el tránsito por diferentes lenguajes. Creo que es una herencia de la modernidad. La tecnología, propicia cada vez más la confluencia entre distintos códigos. A través de internet puede recibir información de video, música, texto y fotografía. Es una realidad de mi tiempo. Sin embargo, si puedo decir que todo lo que hago, pasa por la palabra. En una canción a través de sus aspectos melódicos y ritmos; con los libros, por medio de su materialidad gráfica; y asociada con elementos visuales cuando se trata de una caligrafía o una instalación. Mi trabajo parte de la palabra, es como el puerto del que salgo hacia otros lenguajes”.
Hagamos historia, con apenas quince años, Arnaldo Antunes empezó a publicar sus primeros textos. Estamos hablando de 1975, en Brasil la resonancia de gente como Chico Buarque o Caetano Veloso era cada vez mayor, ante la necesidad de demostrar que el país es más que Bossanova. Para finales de esa década, el rock se convirtió en su principal vehículo. Primero con Panorámica y luego con Titas do lele. “Siempre he intentado mantener la misma actitud. He procurado sostener mi nivel de intensidad, me cuesta trabajo pensar en cuál ha sido una fase más intensa. Lo cierto es que cada canción genera una emoción diferente y eso es difícil de medir. El rock es algo más primario, en cambio hay canciones más líricas o amorosas, incluso dulces, pero sin perder la acidez que la escuela del rock me dio. He hecho cosas más constructivistas, que tienen su origen en un juego con el lenguaje. Eso crea situaciones emocionales diferentes. Me gusta cambiar y pasear entre esa diversidad”.
A salto de mata entre la música, la literatura y el arte plástico, Arnaldo Antunes ha construido una trayectoria que ubica en 1993 un punto de quiebre, es entonces cuando aparece Nome, proyecto interdisciplinario que lo coloca como uno de los artistas más versátiles y ambiciosos de su país. Sin embargo, pese a que su carrera como escritor arroja más de una docena de títulos publicados, es en la música donde ha encontrado la vitrina hacia el mundo, “La música es el más fuerte quiebra fronteras que hay, porque emociona, mueve el cuerpo, pulsa el corazón y la piel se retrae. Independientemente de la lengua en que cantes, una buena canción causa una emoción que parte de lo físico. Es una manera de hermanar a las personas y ayudar a una convivencia más generosa”.
En este campo, su discografía se conforma por nueve discos de solista y varias colaboraciones, tal vez la más reconocida a nivel internacional es el proyecto Tribalistas al lado del Carlinhos Brown y Marisa Monte, con ellos obtuvo el Grammy en 2002. Sobre la posibilidad de lanzar un segundo disco con este super grupo reconoce: “Continuamos trabajando y siempre nos encontramos para componer canciones. Gran parte de esa producción aparece en los discos de Carlinhos, Marisa y en los míos, pero por el momento no hay la idea de grabar otro disco”.
Con cuarenta y siete años a cuestas, Antunes habla y su voz siempre grave, envuelve el espacio. Mantiene la curiosidad y mira cuanto puede, sus manos van acorde con la dimensión de su figura. Consciente de su tiempo, ha encontrado en el internet una herramienta no sólo creativa, sino también artística. Viene a la memoria de este reportero la letra de “Disneylandia”, una canción compuesta por Antunes a finales de los noventa y quizá una de las piezas que mejor resume el fenómeno de la globalización. “Filho de imigrantes russos casado na Argentina com uma pintora judia, casou-se pela segunda vez com uma princesa africana no México/ Música hindú contrabandiada por ciganos poloneses faz sucesso no interior da Bolivia. /Zebras africanas e cangurus australianos no zoológico de Londres./ Múmias egípcias e artefatos íncas no museu de Nova York”, reza la letra. “Vivimos una época donde es fácil acceder a la información. Pero, para encontrarla hay que buscar primero, de lo contrario sólo nos quedamos en la superficie de las cosas. Y parte de ese incentivo para intercambiar las cosas proviene de los medios como la radio, la televisión y prensa, ustedes son actualmente cumplen con el papel de llamar la atención para algunas cuestiones culturales que quien este interesado puede indagar más en internet”, explica.
Explorador nato, el artista paulista gusta del ir a la caza de nuevas propuestas, como ejemplo, su disco Cualquiera realizado en 2006 y donde evade las percusiones, “No me concibo sin experimentar. El disco que mencionas apareció este año y lo grabamos en tres días. Hice a un lado las percusiones porque intente evidenciar más las canciones y hacer una interpretación más serena e intimista, usando los graves naturales de mi voz. Sin imponer mucho volumen, ni rasgar el timbre vocal. Quise cantar saboreando más las palabras, entonces para conseguir ese efecto armé una formación instrumental apoyada en cuerdas, guitarras, mandolinas, ukulele y piano acústico”.
El pasado aparece una vez más y nos remontamos a “Música para Ouvir”, del disco Un som, donde el músico hace conciencia de la presencia de la música en la vida cotidiana: “Ahí lo que hice fue enumerar todas las situaciones que conviven con música, finalmente creo que está presente en todas las relaciones humanas, ¿cuándo entendí esto?, no lo sé. Incluso cuando queremos silencio la música está presente. Es curioso ver como la música nos acompaña. Me llama la atención su aspecto colectivista, no obstante cada vez las personas escuchan cada vez más ipods y audífonos, es decir se está volviendo que se practica cada vez más en solitario”.
La recompensa de escuchar a Arnaldo Antunes requiere esfuerzo. En nuestro país, su obra aún no ha adquirido el reconocimiento debido, no obstante que este año visitó el D.F. para los ciclos de Poesía en Voz Alta, organizados por la Casa del Lago y también la Feria Internacional del Libro. Al músico le entusiasma venir para hacer presentaciones masivas, pero por ahora sólo nos conformamos con la entrevista. “No sé si un arte es remanso ante la exigencia de las otras. A veces quedo muy ensimismado después de grabar un disco y escribir me ayuda. Hay otras ocasiones, en las que después de hacer una serie de conciertos me viene un poema o una obra gráfica. Es curioso, nunca me lo había planteado, pero creo que el único momento en que no compiten una con la otra, es cuando no estoy envuelto en algún proyecto en concreto. Algo que sí te puedo decir es que mis preocupaciones creativas son las mismas para cualquier disciplina: la claridad, la emoción, decir el máximo con lo mínimo. ¿Cómo ejercer eso en cada obra? Ese es el reto. Mi método es trabajar cuerpo a cuerpo con el lenguaje y pensar y repensar los caminos antes de decantarme y encontrar la luz al final del túnel”.

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