miércoles, 26 de septiembre de 2007

Vila-Matas, el explorador

Enrique Vila-Matas. Exploradores del abismo. Anagrama. 287 pp.

Uno de los vicios de quienes hacemos reseña o crítica literaria es clasificar el libro en turno, aun cuando esto implica limitar la obra. Con Enrique Vila-Matas (Barcelona, 1948) la tarea se complica. Autor de un proyecto definido por Jorge Herralde como la Catedral de la Metaliteratura –es decir literatura de la literatura-, integrada por Bartleby y compañía, El mal de Montano y Doctor Pasavento, el narrador catalán había profundizado sobre el oficio del escritor, lo cual le costó que sus detractores le criticaran la falta de sangre en su libros. Pero volvamos, al principio, Exploradores del abismo se vende como un libro de cuentos… mmm, ¿será así? No sé, el primero “Café Cubista”, es, al menos eso creo, una especie de ensayo donde el escritor cuenta el giro y el nuevo rumbo de su trabajo. “Estoy seguro de que no habría podido escribir todos esos relatos si previamente, hace un año, no me hubiera transformado en alguien levemente distinto, no me hubiera convertido en otro”, advierte. Y es que en aquel entonces Vila-Matas padeció una insuficiencia renal que, según cuenta, lo tuvo a nueve horas de la muerte. La experiencia lo llevó a buscar una obra más cercana a la vida cotidiana y menos vestida de referencias literarias. Sin embargo, esto último no es del todo cierto. Cada relato lleva en si mismo un guiño, que si bien no es directamente literaturio, sí tiene que ver. En el breve “Otro cuento jasídico”, el punto de partida es Kafka, en “Fuera de aquí” el coqueteo es con la tradición rusa y el epílogo proviene directamente de El peso del mundo de Peter Handke. Un libro de Vila-Matas que no contemple su incursión en universos eminentemente literarios es simple y sencillamente imposible. Pese a ello, algo que sí hay que reconocer es una apuesta por historias más comunes, lo cual no quiere decir menos complejas. En “Así son los autistas” por ejemplo, Luc, un tipo introvertido en extremo se ha ganado un viaje que tal vez lo ponga en la temible tesitura de socializar. “Es que verá usted, señor párroco –añadió bajando la voz-, siempre he pensado que hay muchas formas de llegar y que lo mejor es no partir”, dirá dentro de un diálogo. Otro caso notable es “Materia oscura”, donde una pareja cae en la esa terrible tragedia contemporánea que es quedarse sin teléfono y sentir que la televisión manda señales exclusivas para ellos. La neurosis aumenta pues sienten, con algo de razón, que su vecino es el mismo Dios. Nótese que el sarcasmo y el humor, propios del catalán tampoco ceden. Pero no nos desviemos, estábamos en la cuestión de la clasificación. ¿Qué es “Porque ella no lo pidió”? Aquí Vila-Matas narra la historia de un proyecto que tenía con la artista visual Sophie Calle y que consistía en que el escritor haría una historia, que ella habría de vivir de cabo a rabo. El ejercicio resultó más que atractivo para las inquietudes del ibérico, no obstante que la bella dama se los había propuesto con anterioridad pero con resultados infructuosos a Paul Auster, Jean Echenoz y Ray Loriga, entre otros. A partir de la anécdota, Vila-Matas construye una delirante reflexión sobre la realidad y la ficción. En su conjunto, los personajes que circulan por el libro llevan la marca de quien tiene que explorar entre la vida y sino lo muerte, sí al menos el pasmo. Una vez más perdone la disertación, estábamos en la cuestión de en qué género ubicar el nuevo libro de Vila-Matas. Sólo que hay un inconveniente: se me acabo el espacio.

No hay comentarios: